Como odiar la lluvia en Guayaquil

Este post ha tenido algunos títulos, diferentes cuerpos. Tenía tanto que decir y pocos oidos para escuchar.

Hablando con Kernel, en la típica conversación nocturna, conversamos sobre la lluvia. Y ese si que es un tema del cual puedo hablar sin borrar.

Odio la lluvia, simplemente no me gusta. Me pone triste, me deprime, me recuerda cuánta falta me hace mi papá, me hace dar ganas de tener a alguien en quien apoyar mi cabeza. Odio la lluvia, odio sus sonidos y sus rayos, odio las enormes gotas de agua, mojarme los zapatos o la basta del pantalón. La odio.

Cuando llueve hay una imagen recurrente en mi cabeza. Cuando llueve muy fuerte siempre pienso en una ventana grande, sin cortinas... una ventana amplia y estoy frente a la ventana, sentada en un mueble cómodo, con un trago en la mano. Y siempre pienso que me embriago así. Sola y sentada frente a la ventana. Y la ventana es lo único que me separa de la lluvia. Veo llover y no me importa. Me importa solo la bebida de mi mano... y no hay más muebles... y solo llueve y llueve.

En serio no me gusta. De niña si me mojaba en la lluvia (vamos que niño no se ha bañado jugando en la lluvia) pero de grande gracias a Dios nunca me ha tocado empaparme por un diluvio. Y eso de que a algunas personas les gustaría permanecer bajo la lluvia con la persona de sus sueños... simplemente no va conmigo.

Si llueve... pues seria mejor una cobija, una buena película, un litro de helado y dos cucharas ;)

Pero que la lluvia sea romántica... nada que ver, insisto solo si tienes con quien quedarte dentro de casa. Mientras tanto para mi simplemente es horrible cuando llueve.

Pu!Pu!