Tres Puntos Aparte

martes, octubre 10, 2006

Playa.

Con el pretexto de ir a una cabina para hacer llamadas a los alumnos me tomé media hora de libertad…. Ahhhhhhh… si señores pedí un helado y me tomé todo el tiempo del mundo llamando a los "neñosh". Es que en realidad necesitaba salir corriendo de esta oficina. Luego se me ocurrió conversar 3 minutos 36 segundos con un amigo. Y bueno entre palabras van, palabras vienen salió una en especial: PLAYA.


A mi amigo no le gusta la playa. A mi simplemente me fascina... y ahora que lo pienso creo que ambos tenemos una versión diferente del concepto "playa". Y eso fue lo malo… porque de regreso a la oficina vine meditando lo que el mar significa para mi.


A mi amigo le molesta tanta arena y tanto sol (eso fue lo que entendí). Para mi la playa es mucho más que eso, en realidad. A mucha gente le parece que la playa es pura fiesta, sol, castillos de arena, trajes de baño, cuerpos espectaculares (femeninos y masculinos, por que no?) salidas por las noche, desenfreno total, bla bla bla…


Para mi la playa encierra cosas totalmente diferentes. Primero que no me gusta cualquier playa, me gusta aquella en la que se formen buenas olas, que tenga el agua clara y en la que haya un amplio espacio para caminar, sin tropezarse con cuerpos tendidos agarrando sol. Me gusta caminar despacio sintiendo la textura de la arena seca y de la arena mojada en mis pies, me gusta sentir la temperatura del agua cuando llega hasta mis rodillas mientras camino. Y si –como Ballenita- la playa tiene lugares rocosos, es mucho mejor para mi, puesto que tengo cosas para descubrir.


Mi hora ideal para ir a la playa es a las siete-ocho de la mañana (no sé por qué pero estando en la playa mi reloj interno se configura para despertarme lo más temprano posible). O también a las cinco-seis de la tarde… casi nadie está a esa hora por lo que puedo tranquilamente sentarme en algún lado mirando hacia el mar y dejarme llevar por sus sonidos y colores.


Han escuchado alguna vez de los cuarzos? Si, si, estas piedras que son energéticas… esas mismas, las que limpian y neutralizan las energías negativas. Pues bien… compárenme con un cuarzo: Se supone que los cuarzos también pierden energía y deben ser limpiados y la mejor forma de restablecer su energía positiva es llevándolo al mar. Pues es lo que me pasa a mi. Yo necesito el mar, claro no es cuestión de muerte, pero me gusta el mar… justamente por el ambiente de paz que deja en mi. Los problemas son menores, enfrento mejor las cosas y las mejores decisiones que he tomado en mi vida las he tomado ahí, frente al mar.


El mar tiene muchísimo que ver también en la relación que yo tenía con mi padre, el mar es una de las tantas cosas que tuve en común con él. Y puede parecerles ilógico, pero cuando dejo que el mar entre a mi mente limpiándola y llenándola de paz, siento que estoy recibiendo el mejor de los consejos, siento que es lo que mi padre me hubiese dicho si estuviere vivo.


Talvez lo que yo encuentro en el mar, mucha gente lo encuentre en las montañas, en las cascadas o en las mismas venas de asfalto del lugar donde vive, talvez…


La próxima vez que visite la extensa playa espero hacerlo de un modo neurótico y relajante, buscando incendiar cada gramo de arena que se me atraviese por el camino. Porque así estaremos completos.

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