Tres Puntos Aparte

viernes, julio 28, 2006

Superman y su bebé

Vamos... ya Kalel tiene un hijo, eso es cierto. Pero esta es una historia paralela acaecida la semana pasada.

Luisa Lane salió con Superman muy animada. Él la había invitado al cine.... Luisa Lane se maquilló a escondidas en el baño de mujeres, no quería que alguien vea lo bonito que le quedaba el reubor en sus mejillas. Delinéo sus cejas mientras pensaba que tenía mucho tiempo, pero mucho tiempo sin salir con un Superman super mayor a ella. Eso la contentaba, la hacía respirar de nuevo.

Superman terminó de arreglar la impresora donde se había atascado su reporte de ventas. Vio el reloj y se dio cuenta de que faltaba poco tiempo para verla. Para volver a creer.

Se encontraron a la entrada del cine. Vieron una película y molestaron a todos los que se habían sentado cerca con sus conversacines sobre kryptonitas, amatistas, Lex Luthors, naves intergalácticas y sueños astrales. Fue la primera y única vez que salieron.

Superman debía viajar para mejorar la cuota de ventas del periódico, Luisa Lane debía programar las citas para las entrevistas con el Señor Calvetti. Con su vista superpoderosa Superman sabía que ella hacía, y ella con la sensibilidad que a su corazón ha caracterizado sabía cuando él la necesitaba.

Su medio de comunicación en esos día tan solo fue un trozo de cristal que acercaban a sus orejas. Fueron días de suspiros para la soñadora, fueron días de sorpresas para el poderoso.... Pero lo bueno dura poco. Y bien poco. La kruptonita se fracciona y se reproduce rápidamente como si se tratara de aquellas películas de ciencia ficción.

Luisa Lane siempre tuvo sus dudas, Luisa Lane sabía que su mala fortuna le jugaría pronto una de esas bromas pesadas que siempre le ha jugado. Superman sabía que aquella visita eterna que hizo en uno de esos meteoritos del ártico traería sus consecuencias. Y así fue.

Ella, con ese instinto investigador que tiene, encontró la evidencia en los pasillos del aquel edificio: nombre, apellido, meses... lo supo todo. Luisa Lane confirmó la noticia, y esta vez no tendría un premio Pulitzer por eso. Habían sido demasiadas palabras bonitas. Sueños que en sueños quedarían, viajes que en la mente viajría... ilusión que se rompía por otra ilusión mucho más bonita.

Superman ahora tiene miedo. Él no está preparado dice. Sabe que tiene superespermatozoides pero no tiene fuerzas para ser papá. Y además... no quiere dejar esta ciudad. Superman sabe que si se va, se casa... los poderes fríos están cazándolo.

Superman va a ser papá... pero no con Luisa Lane...

Y Luisa Lane está parada afuera de aquel cine esperando que él aparezca. Esperando el momento indicado para quitarse el maquillaje que molesta a sus mejillas. Esperando a su propio Superman.

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